La época
Los pueblos íberos ocupaban un extenso territorio, desde el sur de la Península Ibérica hasta el mediodía de la Francia actual, y especialmente en el Levante peninsular. Estos grupos indígenas eran herederos de la tradición del Bronce Final, que en contacto con los pueblos procedentes del Mediterráneo Oriental, conocerán el uso y la fundición del hierro. La cronología de estos pueblos es incierta, siendo la más aceptada la secuencia cronológica situada entre los siglos VIII al III a.C.
La sociedad íbera estaba fuertemente jerarquizada en varias castas sociales muy dispares, todas ellas con una perfecta y bien definida misión para hacer funcionar correctamente una sociedad que dependía de ella misma para mantenerse. Estas tribus estaban lideradas por un jefe o regúlo, y tenían su lugar de asentamiento en poblados fortificados u oppida situados en montes más o menos elevados.
No sabemos mucho sobre la economía ibérica. La agricultura que se practica es la de secano, siendo los cultivos fundamentales el cereal, el olivo y la vid, pero también se realizaban ciertos cultivos destinados a la actividad artesanal, como el lino y el esparto. La actividad ganadera se destinaba fundamentalmente al aporte cárnico y lácteo, y también como productor de materia prima -como es el caso de la lana (actividad textil)-. Destacaría también la minería (oro, plata, estaño y plomo). En esta época se acuñarían las primeras monedas, en torno al año 400 a.C., surgiendo así un nuevo sistema económico, que potenciará el comercio.
El santuario ibérico del Cerro de los Santos, está dividido en dos períodos bien diferenciados: el iberismo pleno o clásico (siglos V y IV a.C.) y el reciente o romano (siglos III y II a.C.). Las primeras excavaciones arqueológicas en el yacimiento fueron las realizadas en el año 1870 por el padre escolapio Carlos Lasalde Nombela.
Este santuario, considerado uno de los centros de culto ibérico más importantes del sureste peninsular, estaría situado en el trayecto de la vía Heraclea (camino de Aníbal) en territorio bastetano. En el lugar fueron encontradas alrededor de 400 esculturas, de las que 51 se conservan el Museo Arqueológico Municipal de Yecla. Del Santuario no quedan prácticamente vestigios, siendo señalado su ubicación con la presencia de un obelisco conmemorativo construido en el año 1929 por Julián Zuazo y Palacios.