Los exvotos son pequeñas esculturas de piedra, terracota o bronce, que representan la figura humana o una parte de ella y que se ofrecen a la divinidad como medio de conseguir su favor o protección. Por tanto, gracias a estas figuras podemos adentrarnos en el mundo de las creencias religiosas en época ibérica. También nos permiten descubrir los gustos y usos en el vestir, adornos y peinados de los hombres y mujeres de la época y los diversos estilos artísticos en la escultura.
La colección de este yacimiento, que se expone en el Museo Arqueológico Municipal de Yecla, nos sitúa cronológicamente entre los siglos V a.C al II a.C. Podemos diferenciar dos épocas en función a los estilos. Por una parte, las esculturas que se fechan entre los siglos V a.C. y IV a.C. y que presentan un marcado realismo y trazo sencillo en su ejecución; de otra, las que pertenecen a los siglos III a.C. y II a.C cuya característica esencial es el esquematismo y la rigidez, tanto en los pliegues de los vestidos como en la representación de las posturas del cuerpo humano. Son corrientes en esta segunda etapa las representaciones de cabezas varoniles, con pelo corto, flequillo de bucles en forma de lengüetas con un lado curvo y otro recto. A este momento corresponde también una marcada influencia romana. De ahí, que algunos exvotos muestren a hombres vestidos con un manto (palio) sujeto al pecho con una fíbula (hebilla).
Otros elementos que nos permiten conocer la religión íbera son, la decoración de las cerámicas y de los pebeteros (vasos para quemar perfume), y los restos arquitectónicos de los templos. Así podemos deducir que las ofrendas están vinculadas a la protección del hogar, de la vida doméstica y del matrimonio.
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